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Una isla entre Los Ilustres y Los Próceres

La plaza de Los Símbolos pasó de ser una plaza ceremonial, para indicar el comienzo de la zona militar de la ciudad (y el país), a una plaza vecinal. El desarrollo del barrio León Droz Blanco, justo frente a la plaza la transformó en el sitio de juegos de los niños y de encuentro de los jóvenes de ese barrio.
El viernes de la observación, cerca de las 6:00 pm, el paisaje humano en la plaza estaba constituido por parejas con niños pequeños, adolescentes patineteando, otros fumando en los bancos, un grupo de niños jugando fútbol y un padre entrenado en el pateo de pelota a su niño que apenas aprende a caminar. El mundial del fútbol empezaba a sentirse en los espacios públicos de Caracas.
La plaza Los Símbolos parece un sitio de estar, de disfrute.
Pero esa plaza es también un sitio de paso de peatones que vienen con traje deportivo desde Los Próceres y se dirigen a la estación del metro Los Símbolos o caminan hacia las avenidas cercanas: Los ilustres, Roosevelt y Victoria.
Precisamente, frente a la estación del metro hay una caseta de la Policía Nacional y esa tarde tiene un punto de control que obliga a los automovilistas a reducir la velocidad y a algunos a mostrar documentos, lo que demora la marcha y disminuye el ruido automotor.
La plazoleta que rodea la boca de la estación es otro sitio que sirve de encuentro entre vecinos (que parecieran no del barrio sino de los edificios cercanos). Un grupo de la tercera edad, que resulta nutrido por el poco espacio donde sentarse, conversa. Todos hablan de lo mismo: la situación económica, dónde conseguir alimentos, pero lo hacen en pequeños grupos de tres, cuatro interlocutores. Algunos niños les interrumpen con sus juegos. El ambiente es vecinal, pero también es lugar de espera para quienes al salir del metro vienen a ser recogidos por familiares y amigos. Cerca, vendedores de café, cigarros detallados y chucherías.
Por la acera del barrio hay un movimiento humano moderado: algunos vecinos llegan a sus casas, grupos de dos o tres conversan frente a los pequeños negocios que ya cesan la actividad cotidiana, adolescentes saliendo. Ambiente relajado.
En la calle o avenida que va hacia Los Próceres hay cierto congestionamiento de tráfico automotor debido al estacionamiento de Bimbolandia, el parque de diversiones allí ubicado. Los usuarios adultos con sus niños hacen muy dinámica esa acera. Se oye la música, el ruido de los aparatos y la risa de los niños.
Hay un cierto clima deportivo en la zona, no solo por los que vienen de entrenar en Los Próceres sino por ciclistas de competencia entrenando en las avenidas cercanas.
Un poco más allá de la zona de observación, ya en Los Próceres, un nutrido grupo de personas entrena de muchas maneras: caminando, corriendo, haciendo barras, bicicleteando, patinando, bailando. El ambiente es festivo, de camaradería. Soldados cerca muy atentos a sus celulares. La noche empieza a caer.
Un poco después de las 6:00 pm casi todos los comercios por donde comienza la avenida Roosevelt y las dos cuadras cortas que bajan hacia la avenida Victoria, están cerrados. Hasta la emblemática panadería Guayana. Obvio: los vecinos tienen menos lugares para comprar el pan para la cena. Los pocos comercios abiertos, como otro emblemático de la zona, El Cubanito –famoso por sus “pepitos”, sánduches de carne– están sin clientes. El personal se dispone a recoger para cerrar aproximadamente a las 7:00 si no aparece nadie. Ese local hace unos años funcionaba hasta la madrugada, sobre todo en días viernes, como este.
Sobre la escalera de un negocio, también cerrado, cuatro hombres juegan cartas apostando dinero de bajo monto. Las esperanzas son pocas.
En contraste con ese ambiente pesado, medio lúgubre por la falta de gente y luz, al otro lado de la avenida Roosevelt, está un conjunto residencial de Misión Vivienda. La basura cerca del lugar, la circulación de gente de todas las edades por las aceras cercanas, lo indican. Al comenzar la noche, los pequeños espacios “socio productivos” en la planta baja del edificio sirven más como lugar de tertulia vespertina entre vecinos que como sitios de venta.
Mucho movimiento de gente en la planta baja del edificio, sobre todo alrededor del sitio juegos para niños y la cancha deportiva de los adolescentes. Pareciera que el ritual es conversar los mayores y jugar los menores antes de retirarse a sus casas a cenar o, quizás, directamente a ver televisión y dormir.
En el Centro Comercial Los Ilustres, a pesar de su intensa iluminación interna y en las vidrieras, las tiendas ya están cerradas a las 7:00 pm y los sitios de comida rápida tienen muy poca gente. Algunos parecen que cerraron hace mucho o están clausurados. Se siente desolado. De no ser por la vigilancia sería un lugar atemorizante.
Cerca de las 7:30 pm, la algarabía del parque de diversiones ha disminuido y cesado el movimiento de los aparatos mecánicos. Deportistas siguen llegando desde Los Próceres y con ellos, la lluvia. Continúa la noche pero el recogimiento de la gente en la zona se acelera.
LB/junio 18