Interacciones Hilo Andante #24 (20/05/2021)

Una caoba menos

Por: Cheo Carvajal
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Aquí estoy, comenzando el#HiloAndante #24, casi frente al edificio Imperial, una joya arquitectónica de la avenida Caurimare de Colinas de Bello Monte.

Hace dos años (18 de mayo de 2019), en el marco de #MásNocheCaracas, estuvimos por estas calles con la alegría desbordada por una actividad que llamamos #Ilumina, una experiencia que reunió a muchísima gente que disfrutó –además de la variada programación– del  inmenso patrimonio arquitectónico y vegetal de Colinas de Bello Monte.

En esta isla de la avenida Caurimare, además de pilones, melaleucos, urapes, sobre todo hay apamates.

Acá flor y semilla del apamate (Tabebuia rosea).

En esta isla se han eliminado de manera sistemática muchos árboles que no han tenido reposición. Hoy estos espacios desocupados adquieren formas inaceptables: ventanas de desprecio, indolencia y olvido.

Algunas personas creen que, en una avenida con tantos árboles, no pasa nada con que desaparezcan “algunos» ejemplares.

Una tristísima hilera de vacíos.

Cicatrices, evidencias de una desfachatez irreflexiva, indolente del daño causado al patrimonio y a nuestra vida cotidiana.

Más allá de que la caoba (Swietenia macrophylla) no es una especie apropiada para las aceras (como tampoco los jabillos), está urbanización, y muchas otras de Caracas, están llenas de ellas, algunas con largas décadas de vida, como esta

que con la anuencia del Ministerio de Ecosocialismo y blablabla talaron hace dos días (martes 18/05/2021).

¿La talaron porque rompía la acera y estos muros en el retiro de frente?… suponemos existe, además de un permiso firmado y sellado para la tala de este ejemplar –de una especie en veda– algún expediente técnico que documente daños y riesgos. Ya averiguaremos esta semana en la @AlcaldiaBaruta.

Hay muuuchas caobas en estas calles, así que nos preguntamos: ¿debemos esperar el mismo trato hacia estos portentos? Ya les mostraré algunas otras e historias asociadas a ellas.

Por ejemplo la de esta otra caoba, que fue «anillada» hace muchos años por algún vecino torturador de árboles. El anillado es una práctica recurrente que genera una muerte progresiva. Lenta pero segura.

Duró años muerto este ejemplar y no hace mucho –después de haber sido un riesgo concreto, a partir de esta criminal acción– lo talaron. Pero ahí quedó la historia. ¿Hubo responsables? ¿Se sustituirá algún día para reponer su sombra?

Duele la imagen.

Algunas personas, sin mala intención, pero con muy mala leche, creen que los árboles (por su porte fuerte) pueden aguantarlo todo.

Lindo el jardín abajo, horrible el claveteo arriba.

¿Acaso creen que puede ser una solución “sacarlas” a todas (todas tienden a comportarse igual: crecer) del lugar que alguna vez les otorgamos?

En vez de crear y extender islas de calor, vecinos y vecinas, funcionarias y funcionarios, empresarios y empresarias, comerciantes en general: piensen en la importancia de esos 5 o más grados de calor que implica este vacío respecto a los espacios protegidos bajo la sombra de los árboles.

Pensemos en hacer lo correcto antes de ir a aniquilar un árbol, como hacer podas de altura, de despeje, formativas (¡que se pueden hacer decentemente, coño!, el año pasado Fospuca lo hizo en estas calles bajo nuestra mirada vigilante). Esto mejorará la coexistencia.

Hace ya unos 6 años en la avenida Miguel Ángel derribaron una caoba similar en envergadura e igual de sana a la recién derribada. ¿La justificación? Porque “estaba inclinada”. Creo poder afirmar que, que salvo los ejemplares del parque Los Caobos, muchas caobas  se inclinan buscando la luz cuando crecen al lado de edificios. Valga decir que la que talaron creció y se mantuvo erguida, seguramente porque creció al lado de una casa.

A pesar que los funcionarios de la Alcaldía de ese entonces (con Gerardo Blyde de alcalde) prometieron no derribar aquella caoba (ya habían tumbado dos en lo que sería la plaza Oberon), nos amanecieron ejecutándola. Suele ser así: actúan diligentemente.

Nuestro reclamo en ese entonces fue contundente y se vieron obligados a plantar uno nuevo en esa ventana y otro más allá, en una ventana que había quedado vacía por una tala anterior. Y hoy crecen protegidos, y protegiéndonos de múltiples maneras.

[en esta página de Facebook verán el historial de estos trabajos en la avenida Miguel Ángel, y bajo esta etiqueta #estosárbolestienendolientes una serie de registros de tala de árboles en Caracas]

Ahí viene la luna.