Interacciones Hilo Andante #15 (25/02/2021)

Recorrido circular por los bordes del egoísmo

Digo SALIDA a este #HiloAndante #15, desde Paseo Las Mercedes.

Lo primero: este es un cruce nefasto para los viandantes: los conductores (que vienen entrando de o saliendo a la autopista) poco respetan el semáforo. Aparte de la velocidad, cometen infracciones como girar en U. Verbigracia.

Al lado de la entrada del Hotel Tamanaco está este espacio (¿una plaza?) encerrado, abandonado, desperdiciado. Un reloj de sol convertido en absurdo pedestal de concreto.

El panorama por acá, debajo de la autopista.

 

Por la entrada de San Román, este bosquecito.

Comparen el espacio para los vehículos con el destinado a los que caminan: ¿95% vs 5%?

Creo que 5% es mucho. ¿3%?

 

Por este sendero (esta caminería de borde) iremos, al lado del Colegio Santa Rosa de Lima.

 

Antes de ir por este camino, en este borde de la autopista hay naranjillos (Bravaisia integerrima) en flor, al fondo, en los campos de golf del Club Valle Arriba, un bucare ceibo (Erythrina poeppigiana) encendido.

Ganas de andar por un parque, bajo la sombra fresca de los árboles.

El mural Jardín Lumínico de Patricia Van Dalen no es para los de a pie. Para medio verlo hay que asomarse por la baranda. Está instalado para esa mirada de estela que deja la velocidad del automóvil.
Lo que vemos los que andamos está lejos de parecer un jardín, menos lumínico.

A los de a pie nos toca ver las costuras del arte. La parsimonia y cercanía del andar revela cosas que la velocidad obvia.

Atajo para subir hacia Santa Inés.

Ingeniería del paisaje.

Al frente el barrio El Güire.

Como si fuese poco obstáculo, al llegar arriba debemos cruzar esto.

Bajar esto.

Y rematar abajo así: ¡ah, perversa congruencia de los responsables de tanta antipeatonalidad!

¿Por qué será que la caminería al borde de la autopista no tiene la calidad de esta, en la entrada de Santa Fe? Vaya, argumenten.

¿Y por qué ese encanto de la caminería arbolada se pierde de este lado de la vía?

¡¡¿No saben por qué?!!…

Abramos la perspectiva para ver si dejamos a un lado la ingenuidad: la inversión y el tratamiento del espacio público en los barrios es otro. Políticas municipales diferenciadas.

La acera es una reducción. Un repele. Un obstáculo tras otro.

Y aquí “se junta el hambre con las ganas de comer”, porque de un lado hay un hilito para andar y del otro un espacio verde, amplio, pero para uso exclusivo.

¿Conclusión? Ando entre dos formas de egoísmo que tienen que ver con lo mismo: inequidad estructural. Insuficiente acera, para los muchos, amplísimos espacios verdes para los pocos.

Y una vez aquí ya ni siquiera hay aceras

En vez de por dentro, andar por afuera.

Cómo mínimo debería haber generosas aceras para que la gente pueda caminar bajo estas sombras.

Como un acto de resistencia e insistencia: aún sin aceras, disfrutando del verde.

Aquí reaparecen las aceras. Y hay edificios viejos y nuevos.

Entre grandes muros te veas… y camines.

Ya abajo, casi al término de este hilo circular, el edificio Zena, una joya. Hermoso formalmente y por lo que implica mantenerse así, a la vista, en un contexto donde todo se oculta o se niega.

1957, ingeniero Claudio Visan, declarado Bien de interés nacional por el IPC.

 

Y donde comencé, cierro (con llovizna) este #HiloAndante #15.