Interacciones Hilo Andante #34 (30.09.2021)

La Floresta: la necesidad de conectar el verde urbano

Por: Cheo Carvajal
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Comenzando el #HiloAndante #34, al inicio de la avenida del Ávila, Altamira, donde está la sede del Banco del Libro [y donde Ciudad Laboratorio tiene su sede/jardín], rumbo a La Floresta.

¿Avenida o extensión de la autopista?

Lo cierto es que la gente que conecta a pie entre La Floresta y Altamira sur (en ambos sentidos) se arriesga cruzando en este punto, porque lo natural –peatonalmente hablando– es la continuidad de la senda.

Yo atravieso donde inevitablemente deben frenar los carros porque el flujo se ralentiza con la cola que se produce desde el semáforo frente a la Torre Británica.

[si lo habitual a ciertas horas es que los conductores que salen del distribuidor deben bajar la velocidad porque hay cola, ¿por qué no colocar un semáforo –con botón– que permita cruzar de forma segura?]

 

Ya desde este lado de la avenida,

veo que desmantelaron estos bancos que eran oportunidades para sentarse y disfrutar bajo la sombra de los pilones. ¿Quién lo hizo? ¿Los vecinos? ¿LA Alcaldía?

[echémosle la culpa a la reconversión monetaria]

De este lado hay un Centro de Educación Inicial Nacional. Maravilloso sería que de vez en cuando niñas y niños, con sus docentes, pudieran cruzar la calle para disfrutar del Banco del Libro, que está justo enfrente (un desplazamiento que no suma unos 80 metros).

Pero no hay cruce peatonal: hay que subir aproximadamente 350 metros para cruzar y bajar nuevamente esa misma distancia, en total 700 metros para acceder a un recurso pedagógico tan evidente. ¡¡Y si sumamos el retorno tenemos un recorrido de casi kilómetro y medio!!

Como diría el título en español de aquella película de Wim Wenders: ¡Tan lejos, tan cerca!

La sombra de los árboles. ¡Ah, la sombra!

Una clavellina llena de flores [hay otros ejemplares más a lo largo del parque].

Caesalpinia pulcherrima

Hasta en este parque está pendiente la reposición de árboles, porque unos cuantos han sido eliminados. Y el sol aprovecha de acariciar esos espacios desprovistos de árboles con su lengua de fuego.

Detrás de esa puerta está la autopista, con su aridez asfáltica, y luego La Carlota, que sigue siendo territorio militar y de privilegiados, en vez de parque metropolitano (una de las grandes burlas a nuestra ciudad).

Ojalá haya un plan de reposición de árboles

En este borde hay indicios de que se está plantando, pero en los parches internos se percibe menos esta reposición.

Algo hay emergiendo… ¿confiamos en que quienes habitan alrededor de este oasis recuperen el verde perdido? A juzgar por la tiña en algunos especímenes, pareciera que muchos se perdieron por falta de mantenimiento fitosanitario periódico.

Al final del parque Aruflo está San José de La Floresta, un pequeño barrio intersticial que le hace fondo al parque del Este…

…lo extraño es que para acceder al parque estos vecinos y los de toda La Floresta deben dar la gran vuelta, teniendo una puerta en las narices.

Para conectar con el inicio de este hilo: de este lado prosigue la avenida Libertador, también la José Félix Sosa, senda que enlaza la Libertador con Bello Campo, sus dos barrios y La Estancia.

[Se trata de un cruce peatonal no reconocido, pero utilizado con frecuencia].

La Floresta tiene muy bien puesto su nombre… pero, al igual que muchas zonas de Caracas, está perdiendo árboles, sobre todo frente a parcelas de nuevas y futuras construcciones.

Es demasiado notorio que la mayoría de las casas tradicionales respetan los árboles, aprendieron a convivir con ellos

… mientras que es casi una regla que las casas más recientes se la llevan pésimo con los árboles (a lo sumo un parche con gramita, unas palmas, unos pinitos… o nada).

[pendiente de hacer un recorrido exhaustivo por todas las calles de La Floresta, con quienes se sumen, para contar cuántos árboles hay y cuántos fueron vencidos –por el tiempo y la acción humana– en el espacio público de La Floresta].

 

Los parques, los jardines públicos, no deberían ser bolsas –con una sola boca–, lugares que solo se visitan, sino recursos para el andar cotidiano. Para atravesar, para cortar camino, o para hacer el camino más largo pero agradable, que es una de las bondades que tiene andar la ciudad.

En esta zona hay mucho verde des-co-nec-ta-do.

El parque del Este debería ser más permeable, al igual que La Estancia. Y La Carlota debería ser parque conectado con los recursos verdes de este lado de la autopista [autopista que algún día deberá ser avenida].

Hasta aquí este #HiloAndante #34. En el punto en que La Floresta se vuelve Altamira [donde comenzamos a ver menos árboles y mucho más concreto].