Observatorio

100 miradas: una observación colaborativa y diversa de la noche

100 miradas
Foto: Nelson de Freitas

Los ciudadanos no son «mirones de palo», son partícipes directos del espacio público y desde Ciudad Laboratorio apostamos por ellos como figuras determinantes en la transformación de la ciudad.

Al inicio de nuestro Observatorio de la Noche, que ya está en su cuarta fase, nos habíamos planteado el reto de lograr la observación colaborativa de mucha gente, ampliando el registro hacia diversos sectores de Caracas. De allí surge el proyecto 100 miradas sobre la noche, iniciativa que consiste en la construcción de una malla de voluntarios que realizarán seis observaciones —en las mismas fechas pautadas para el equipo del Observatorio de campo—.

El ejercicio consiste en una breve salida a las 7:00 pm cercana al lugar donde viven y registrar su percepción de cuatro aspectos importantes en la vida nocturna de la ciudad: iluminación, seguridad, actividad comercial y cantidad de personas en la calle. La puntuación varía desde 0 (nada) hasta 4 (mucho).

En la primera salida del pasado 22 de enero, se contó con la participación de 94 voluntarios en municipios como Chacao, El Hatillo y Libertador. La calificación de los cuatro aspectos en esta oportunidad está en alrededor de 2. Esto quiere decir que los voluntarios percibieron que las calles cercanas a los lugares donde residen estuvieron medio iluminadas, medio seguras, tuvieron poca actividad comercial (tendiendo a mediana actividad) y observaron más o menos gente transitando o realizando alguna actividad en la calle.

A continuación, los comentarios de nuestros observadores:

«Me pareció super curioso que haciendo este ejercicio me di cuenta de que siempre llegaba mucho más tarde a mi casa o antes, y no sabía que había tantas personas andando por mi zona o varios locales abiertos«. —Vanessa (Los Rosales). 

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A mí me pasó que normalmente no hay tantas personas en la calle y me hacía sentir un poco más segura que con la cantidad de personas que vi hoy. —Andrea (Altagracia). 

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No hay mucha gente en la calle, pero wow la cantidad de carros. La presencia del FAES no me hace sentir tan segura. —Melanie (Santa Mónica).

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«Me llamó la atención que la poca iluminación que hay por aquí es mayormente que los edificios y casas. El alumbrado de la calle casi no existe, entonces la gente ha tenido que iluminar«. —Jeremías (Av. Fuerzas Armadas).

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«Hoy hay demasiada gente en la calle, me sorprendió porque aunque es radical los locales están abiertos (algunos cafés y panaderías)«. —Aldenix (Los Palos Grandes).
«La cantidad de carros por mi zona me impresionó. Cerca de mi casa está el barrio La Lucha (al lado), allí hay mucho movimiento de la misma gente que vive allí y a las 7:00 pm todos los días se ponen varias personas a vender comida. Esta es la actividad comercial que hay, aunque si uno no llega hasta ahí, no se da cuenta«. —Lucía (avenida principal de Boleíta).

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«En mi caso, la iluminación es básicamente de locales y edificios que colocaron en sus entradas, pero la iluminación de la calle no es mucha. Igual a pesar de la iluminación que hay gracias a esos espacios y que en una parte de la cuadra siempre hay bastante gente bebiendo y compartiendo, la sensación de inseguridad en la mayor parte de la manzana es grande«. —Kathleen (Colinas de Bello Monte).

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«En la plaza no había nadie, en las calles caminaban pocos transeúntes. A pesar de lo desolado del lugar se percibe mucha seguridad«. —Julio (Sebucán).

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«Hice el recorrido y al terminar vine a la plaza de Los Palos Grandes a pasear y no pude creer lo full que estaba«. —Tania (Los Palos Grandes).

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«La iluminación en su mayoría proviene de locales y no de postes públicos. No observé ningun agente de seguridad. Hay muchas personas en situación de calle lo que hace que me sienta muy insegura de caminar. Lo único que está abierto son hoteles, pensiones y las tascas de los mismos, de resto, hay muchos comerciantes informales vendiendo chupetas y cigarros. La gente que pude ver estaba en las entradas de las pensiones. Pero eran grupos y de pocas personas«. —Luciana (Quinta Crespo).

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«La paradoja de una avenida iluminada que por años fue un túnel de oscuridad. Ver el módulo de policía y sentirse igual de vulnerable. Sin duda lo humano es lo que acompaña en la noche. Ni un alma. Los pocos que ya habían pasado eran indigentes. Dos o tres personas bajándose de transporte público hacia sus edificios«. —Tania (Las Palmas).

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«En mi zona, la poca iluminación disponible también proviene de locales y pese a que no hay ningún funcionario de «seguridad», prácticamente no se ven personas que supongan una amenaza, por lo menos no a primera vista«. —Gregory (Los Chaguaramos).

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«Bastantes niños jugando y adultos compartiendo ‘etílicamente’ y con música a todo volumen. Buena iluminación. No se confíe de más. Vallenato, salsa, música llanera, merengue, de todo. Por aquí somos bastante variopintos«. —Ernesto (Sarria).

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«En Diego de Lozada, Los Mecedores, hoy había menos gente (creo que la pelazón influye en que haya menos personas, que en viernes se reúnen y toman). Extrañamente, pasó una patrulla policíal. La plaza no está iluminada«. —Gilda (Los Mecedores).

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«25 personas observando Caracas, muchos carros, mucha seguridad e iluminacion, deportistas y niños circulando, no habia música«. —Egilda (Mirador La Alameda).

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«En algún caso, uno que otro carro no, soledad total en la calle a esa hora, que es lo común, por lo que he observado en estos días. Como estoy en una esquina, la situación es así: la avenida Matutino paralela a la libertador, hacia el oeste, iluminada solo por los focos de los edificios y del teatro la Campiña en construcción; hacia el este iluminada parcialmente por postes de la electricidad. La calle Cantaura, que va de la Av. Libertador hacia los Cedros norte, en el sur parcialmente iluminada por edificios, allí está una clínica y Evenpro, y hacia el norte que está uno de los accesos al barrio Chapellin, la misma condición. En la esquina noroeste se encuentra un hotel, antes de alto movimiento, a esa hora se ve vacío. La soledad impera y he debido acostumbrarme a un nuevo silencio«. —Pedro (Los Cedros – La Campiña).
«Al final en gente en la calle puse 2 y después cambié a 3 porque la gente que transita llegando a su casa es más o menos, pero hoy viernes aunque sea cuarentena inflexible hay bastante gente hablando en grupos. Y la seguridad es buena, no porque haya policías sino porque son vecinos. Veo que hoy mi calle es como que única«. —Omaira (Altagracia).

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«Me gustó el ejercicio, una cosa es salir en carro y otra el recorrido a pie. Parece mentira, pero ves muchas cosas a esta hora que obvias en el día a día. Por ejemplo, en mi carro con vidrios ahumados veía mi alrededor oscuro y me di cuenta de que no es así: es iluminado«. —Eligio (El Paraíso).

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«La observación acá varía sensiblemente de nuestra calle y la Av. Francisco de Miranda o a la Guaicaipuro. Pero la valoración es más en función de la hora, ya que en las avenidas hay gente y carros, pero de paso, pues van a sus casas. Hay varios cafés, también tascas, pero cerradas a esa hora. Los servicios los prestan en el día y solo para llevar. Las panadería (hay varias) están cerrando a las 6:00 pm en semanas restringidas y a las 7:00 pm en flexible, como verás varía bastante de la calle Bolívar a las avenidas. Pero en ambos casos te aseguro que las calles después de las 8:00 u 8:30 son peladeros de chivo. Otro imponderable es que por trabajos de la alcaldía por la perforación de pozos todas las calles en tres cuadras están perforadas, lo cual hace peligrosa la caminata, sobre todo nocturna«. —Guillermo (Chacao).

 

¿Te gustaría participar en nuestras observaciones y contarnos cómo es tu calle de noche? ¡Construye con nosotros un relato colectivo! Puedes escribirnos a ciudadlaboratorio.ccs@gmail.com con el asunto «100 miradas».